martes, 13 de febrero de 2018

Flora vaginal

La vulva posee folículos pilosos, glándulas sudoríparas y sebáceas, glándulas secretoras como las de Skëne o Bartolino, y microorganismos que provienen en la mayoría de la flora intestinal. En condiciones fisiológicas, la vulva y la vagina se encuentran en un equilibrio dinámico en el que influye el pH, la respuesta inmunitaria de la mujer y la situación hormonal. La mucosa vaginal está tapizada por un epitelio escamoso no queratinizado que está en constante descamación. Las células superficiales que se descaman contienen glucógeno y este proceso se ve favorecido por los estrógenos. La vagina se beneficia de sistemas protectores muy ingeniosos, como el medio ácido que curiosamente se mantiene gracias a las propias bacterias de la flora vaginal, los lactobacillus o bacilos de Döderlain. Estos bacilos fermentan el glucógeno transformándolo en ácido láctico y peróxido de hidrógeno que tiene un efecto bactericida. La mucosa vaginal mantiene un pH entre 3,5 y 4,5 que le protege del crecimiento de gérmenes patógenos. 



Los Bacilos de Döderlein o Lactobacillus representan entre el 50-90% de la flora vaginal en mujeres sanas durante la edad reproductiva. Fueron identificados por primera vez en 1894 por Albert Döderlein al estudiar una muestra de secreción vaginal. Son las bacterias más importantes y predominantes de la flora vaginal normal, en cantidad de 10 a 100 millones por gramo de fluido,sirviendo como freno a la proliferación de gérmenes y hongos. En la actualidad se consideran probióticos porque reestablecen el equilibrio ecológico de la vagina, debido a su capacidad de adherirse a la mucosa inhibiendo como hemos dicho, el crecimiento de patógenos, metabolizando el glucógeno y acidificando el pH vaginal.

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